Todavía no sabés
Todavía no sabés
que no te
voy a poder ver
que va a ser
una semana
más
mil noches
más
sin
nosotros.
Yo no sé
tampoco
qué
hacer
qué
elegir.
Corto estos
versos
así
para darme
un tiempo
una ficción
mínima
esta hoja
blanca
casi sábana
que me diga
qué quiero.
Vos dirás
vos sabés
y en un
punto
es cierto
y en otro
no
tan ciego lo
propio
como el
mismo
yo
y el
amor.
Decíme qué querés, dale, decíme.
A ver…
Quiero una
noche entera en la que me acaricies la espalda hasta que nos quedemos dormidos
o agotados de mirarnos cerremos los ojos y nos sigamos mirando porque los
párpados son tenues como los bordes de nuestra piel, como los pelitos que se
erizan y se entrelazan tan enamorados que se aparean sin cuidado.
Quiero dos
días en la playa, que haga frío y miremos el mar tras un ventanal gigante pero
ahora estamos juntos, vos no estás del otro lado ni detrás de una pantalla ni
soñando en otra cama, vos estás agarrando mi mano y parados contemplamos el mar
romper a lo lejos como nosotros nos rompemos de amor y nos hacemos nuevos, olas
que nunca acaban, no acabamos de acabar porque cada vuelta es más alta y no sé
decir basta o te digo y vos seguís y yo quiero y no podemos parar, sin embargo
solo estamos en una hermosa habitación con acolchados coloridos y almohadones
hogareños desparramados, y no nos cansamos de ver el mar y de agarrarnos la
mano como si la hubiéramos extrañado como si fuera la mano amarra necesaria
para quedar en este mundo y no salir directo al fondo al cielo, sin cuerpo.
Quiero un
viaje a tu tierra y oler lo que oliste en tu niñez, comer tu comida, beber sólo
jugo frutal y que el aire forastero me traiga tus noticias ocultas, los
resaltados infantiles, adolescentes, el tono de tu voz, aprehenderlo,
reproducirlo en mi boca, juguetearlo, lamerlo un dulce efervescente, estallidos
de mi lengua, sonidos que me sonríen y se quedan en mí, pasear sin límite,
caminar sin cansarnos porque no hay tiempo, sólo espacio para desplegar como
esos libros de figuras que se levantan y te sorprenden y los damos vuelta,
nosotros vamos sin rumbo rodeamos las montañas, escalamos y espiamos o intuimos
un mar guardado que la brisa no puede ocultar, me enciendo porque me rodea lo
tuyo completa y tímida me siento tan penetrada, tan extranjera, tan ahora otra
marcada por vos y renombrada, en lo tuyo soy tuya porque nazco otra vez y la
pequeña ciudad nos arrulla bajo sus techos, cáscaras de nuez, vamos.
Quiero saber
qué pasaría dentro de cien años.
¿El reino
dormido, sumergido en el bosque? ¿yo
dormida o anciana? ¿y vos, príncipe? ¿Rey? Yo, dónde qué ¿muerta? Entonces me
pregunto qué hago, qué hacemos, por qué. ¿Es esto el cajón o la vida? O
simplemente sentiré lo que siento ahora, me rasgaré, me ahogaré, me iré de a
poco, apagando? ¿Incendio combatido, cenizas quedan, polvo al polvo, y una
calavera que hueca, calva, muda?
Nadie sabe
nada.
No es la
muerte lo que preocupa.
Es la vida
para no morir en ella.
Este día a
día correlativo.
1 2 3 me
dijiste, sigue 4 5 6
Grabado a
fuego lo tenemos, cronos.
6 7 8
¿Y si de
repente me salteo los números como páginas de un libro que elijo leer? ¿Que
elijo escribir?
Sí, sí.
Puede ser.
Pero en el
día a día todo dividido menos el sentir.
Es una
cuenta o cuento que no llego a contar.
Por lo menos
sé que quiero
3 cosas
la cuarta no
vale porque es pregunta
por lo menos
sé
que ahora
vamos a doler
otro rato
más
más fiestas
sin festejar
retraídos
en un rincón
esperando un
no sé qué
rescate
ruptura
rearme
rearme
rearme
rearme
reame
rea
yohoy
preparo
rearme
Todavía no
sabés
yo no puedo
decir
no quiero
pedir
(amor)dazada.
km. 2016
Comentarios